miércoles, 12 de abril de 2017

El ratón Pérez...

Es increíble (o no, según se mire), que tejer un amigurumi para una ocasión especial te pueda llevar a aprender un montón de cosas... y no me refiero sólo a la hora de tejer (que también). Veréis por qué lo digo...


Una amiga me pidió un "Ratoncito Pérez" para su niña, porque los dientes de leche ya empezaban a caérsele y quería algo especial para recordar ésta "señalada ocasión". Y yo, ni corta ni perezosa, me puse a tejer un ratoncito siguiendo el patrón de "Manfred", de Pii_Chii, incluído en el libro Zoomigurumi2.


El patrón en general me gustaba, pero había alguna cosilla que no me acababa de encajar... así que cambié las orejotas y la colita, y cosí las patas de manera que se quedase de pié. También es un poco diferente la manera de cruzar los tirantes por la espalda (es que sólo tenía tres botoncitos iguales). Además le añadí un bolso para que pudiese guardar dentro el diente recogido.


No me acababa de decidir por un color para el bolso; andaba entre el crudo (a juego con los botones) y el rosita (a juego con la nariz), así que tejí dos, uno en cada color, para que el ratón tuviese uno para recoger el diente y otro para entregar el regalito...



Y así, éste pequeño ratón se fue a su nuevo hogar, más chulo que un "ocho". Entonces me puse a preparar la entrada para el blog... y aquí volvemos a lo que os comentaba al principio, lo de aprender cosas...
Yo pensaba que la tradición y leyenda del ratoncito Pérez venía de hace muuuuucho tiempo y de un país muy muy lejano... Un tiempo remoto en el que las madres ofrecían los dientes de leche de sus hijos a los ratones (o a las hadas de los dientes, o a cualquier otro ser mágico según dónde estuviesen), para que los niños crecieran fuertes y sanos... Y desde entonces los ratones (o las hadas), a cambio del diente, dejaban a los niños un pequeño regalito debajo de la almohada.

Y resulta que de esa tradición perdida en el tiempo nació un cuento escrito hace poco más de cien años y "made in Spain".

Estamos en España, en la corte de la Reina Regente María Cristina de Habsburgo, a finales del siglo XIX. El futuro Rey Alfonso XIII tiene por aquel entonces 8 años y se le ha caído un diente... ¡un diente real!. 
La reina Cristina pide al jesuíta Padre Luis Coloma, que escriba un cuento para señalar tal hecho, dedicado al "rey Bubi", que era así como ella llamaba a su hijo.
El Padre Coloma convirtió al ratón de la leyenda en un ratón de ciudad, con su casa y su familia, encarnando los usos y costumbres de la sociedad acomodada de aquella época, pero solidario y protector de los débiles.

Y el cuento empieza así...

«Entre la muerte del Rey que rabió y el advenimiento al trono de la Reina Mari-Castaña existe un largo y obscuro periodo en las crónicas, de que quedan pocas memorias. Consta, sin embargo, que floreció en aquella época un rey Buby I, grande amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones...»

Y el rey "Buby I" (Alfonso XIII niño), comienza una serie de aventuras, transformado en ratón, junto con Pérez.

Desde el cuento original (manuscrito), la primera edición (editada con otras narraciones) y la segunda (ilustrada) de 1911, se han publicado muchas otras ediciones tanto en castellano como en distintos idiomas.


El Ayuntamiento de Madrid dedicó una placa al famoso ratón en la calle donde el Padre Coloma situó la casa de Pérez y su familia. Además, en esa misma calle, hay un Museo del Ratón Pérez. Ésta es su página web.
Aquíaquí podéis encontrar mucha y muy interesante información, y aquí podéis descargaros una 2ª edición ilustrada de 1911 en formato Pdf.


¡Ahi que ver lo que he aprendido gracias a ti, ratoncito!. Hasta pronto.